Para empezar, todos sabemos que factores como el frío, los cambios bruscos de temperatura y los lugares cerrados, favorecen la aparición de catarros, resfriados y gripe. Además, la poca piel de la cara, cuello, ojos, orejas y manos, que dejamos expuesta también sufre y se estropea.
Asimismo, el frío intenso puede provocar una serie de alteraciones en nuestro organismo, tales como estrechamiento de los vasos sanguíneos y bronquios, aumento de la tensión arterial y de la viscosidad de la sangre, entre otros. De esta forma, puede contribuir al desencadenamiento o agravamiento de enfermedades cardiovasculares y respiratorias. Igualmente, las personas con enfermedades reumáticas notan un aumento de su sintomatología.
Todos estos y otros problemas podemos evitarlos con un poco prevención y cuidado por nuestra parte.
Prevención:
Mejor será prevenir que curar y evitar así malos ratos, por eso, os recomendamos que sigáis las pautas que os aconsejamos a continuación.
- Atender de forma especial y observar a los grupos de riesgo como ancianos, niños, personas con dolencias crónicas (especialmente cardíacas y respiratorias), personas con alcoholismo, consumidores de determinados fármacos (como depresores del Sistema Nervioso Central o vasodilatadores), y personas muy expuestas a las bajas temperaturas (indigentes, practicantes de deportes de invierno…etc).
- Utilizar de forma sostenible y saludable el sistema de calefacción procurando mantener la temperatura entre los 21ºC de día y 18ºC durante la noche.
- El uso de calefacciones reseca el ambiente haciendo que la mucosa nasal y garganta se resequen en exceso. Aconsejamos colocar humidificadores en las habitaciones y el lugar de trabajo para evitarlo.
- Usar vestimenta de abrigo adecuada y recordar que protegen más, varias capas de ropa fina,que una sola más gruesa, debido a las cámaras de aire que se forman entre las mismas.
- Ingerir alimentos calientes y que aporten energía (legumbres, sopas, estofados…etc) sin renunciar a una dieta variada.
- Por último, y de forma complementaria, podemos potenciar la mejora de nuestro sistema inmunológico y afrontar este invierno lleno de fuerza, con la toma de probióticos. Además, contribuyen a la mejora y el mantenimiento de la flora intestinal.
Tratamiento:
Si no hemos seguido las recomendaciones anteriores…siempre podremos combatir los estragos que las bajas temperaturas hayan ocasionado en nuestro cuerpo.
En este caso, el rey de las afecciones respiratorias y de garganta (mucosidad, tos, afonía…) es el llamado antibiótico natural de las abejas, también conocido como Própolis o Propóleo.Este compuesto natural, extraído de los árboles por las abejas para la protección de las colmenas, favorece las defensas de nuestro cuerpo contra las agresiones de bacterias, hongos y virus. Podrás encontrarlo en infinidad de formatos:gotas, spray, caramelos…etc. Y para los pequeños de la casa existen remedios naturales con propóleo tanto para prevenir, como para combatir los molestos mocos de los procesos gripales y catarrales.
Energía:
Durante las estaciones frías, como el otoño y el invierno, sentimos que el día tiene menos horas, estamos más cansados y nos falta la energía de los meses de verano. Esto sucede por causas, como falta de horas de luz, el exceso de estrés y de horas de trabajo y las bajas temperaturas, entre otras.
Por eso, si te encuentras decaído y falto de vitalidad, puede que necesites una dosis extra de energía, vitaminas y minerales. Existen complementos vitamínicos que pueden ayudarte a compensar estas carencias y empujarte en tu día a día.
Nuestra piel cuando se encuentra sometida a las bajas las temperaturas como el frío y el viento deterioran la capa natural de protección de nuestra piel -la capa hidrolipídica- dejándola expuesta a daños como la deshidratación. Como consecuencia, nuestra piel muestra sequedad, agrietamiento, rotura de capilares, incluso pequeñas heridas.Al carecer de glándulas sebáceas que puedan generar un manto de protección, las manos son unas de las zonas que más sufren las consecuencias del frío. Debemos usar guantes o manoplas y buenas cremas nutritivas y reparadoras
Para la piel del rostro recomendamos mucha hidratación y fotoprotección. Seguro que en invierno has notado tu piel más apagada, tirante e incluso, en zonas como las mejillas, pequeñas venitas rojas. Todo esto ocurre debido a la vasocontricción. Como hemos comentado anteriormente, cuando se dan bajas temperaturas, la viscosidad de la sangre aumenta y los capilares se contraen provocando una disminución de la irrigación. Esto se traduce en una menor cantidad de nutrientes y oxigeno para las células, lo que provoca un aumento de formación de células muertas. Éstas, cuando se acumulan, impiden que la secreción sebácea natural de nuestra piel alcance a lubricarla y nutrirla, dejando nuestra piel apagada, tensa y seca.
Y no olvidéis que el sol es tan dañino en invierno como en verano, sólo que al sentir frío en lugar de calor, no lo percibimos igual. Os recomiendo un factor de protección 50+.
Esperamos que nuestros consejos te ayuden a dejar atrás las enfermedades y pasar un invierno de lo más saludable.
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